lunes, 12 de marzo de 2012

Recordando a Zendoa

Qué imposible asimilar algo así. Todos los que lo conocimos estamos aún "shockeados" por la noticia.

En este momento, desde el regusto amargo de la incredulidad y con el sabor salado de las lágrimas; pero recordemos que peor que haberle perdido hubiera sido el no haberle conocido.


Zendoa fue un tipo noble, alegre, positivo, buena gente, y con ilusión por la vida. Era querido y quería. Demos gracias a su vida.



Una canción para recordar...




y un poema de Carmen Campelo...

No has cometido el peor de los pecados
para tus padres: que no fueras feliz,
a pesar
de este exilio prematuro
del corazón de tu amada.
Tu rostro sereno
habitante de una dulce tierra sin tiempo
dejó huérfana la ternura de la amama,
perdidas en las sábanas
las manos maternales que arropaban,
los globos de los niños,
los juegos,
los llantos y las risas.
Nunca perdiste la inocencia
de nuestro chico rebelde
que nos daba permiso para entrar
con una inclinación sútil
y la voz suave
del que salva el mundo
con una caricia.
Dicen que los eligen jóvenes y hermosos
para ser una estrella
de los que los amamos,
una llama que abra fuego
en el pecho.
Un gran sol de esperanza
en la tierra baldía.
Para que sigamos,
a pesar de lo inútil de la muerte,
para que sigamos vivos
y demos gracias
de habernos dado cuenta
cuan grande era el amor
que te teníamos.